EN EL LUGAR CORRECTO

De vez en cuando al dueño de mis quincenas y a mi, nos gusta comprar en un tipo carnicería, aunque mejor dicho no son carnicerías pues no tienen los pedazos de carne enormes y frescos, colgados del garfio, ni existe un carnicero con su hacha esperando para cortar lo que elijas.

Más bien es como una tienda donde tienen congelados distintos cortes de carne de buena calidad, traídos del norte del país donde dicen se  cría al mejor ganado. Pues allá vamos a la tienda y estamos al pie del mostrador comprando vacio argentino, mollejas y picaña muy entusiasmados, pensando en el festín que comeremos, cuando la campanita de la puerta avisa que otro cliente ha llegado, volteo y veo a una señora muy decidida de unos 50 años llena de joyas, quien con una mueca de fastidio observa que tenemos invadido el pequeño mostrador, por lo que le murmuro al dueño de mis quincenas: amor, has un ladito, el se arrejunta a mi lado, y mientras pesan nuestro pedido, el señor le pregunta muy amable a la señora que tan decidida e impaciente parece saber muy bien lo que quiere, aquí el dialogo:

Sr que atiende: Sra. buenas tardes, ¿en que le puedo ayudar?

Sra. clienta (quien al oír la pregunta, por un momento se nota perdiendo aplomo):  Quiero………..

Sr que atiende: si, dígame que le ofrecemos.

Sra. clienta (muy segura de sí misma): Carne¡¡¡

A este punto yo pensé, bingo¡, llego al lugar correcto.

Chica ago-go