domingo, 6 de enero de 2013

El Mar de John Banville

 
Este libro lo adquirí al azar, como me gusta llegar a muchas lecturas. Habla sobre temas que me llaman profundamente la atención, los humanos, aquellos que nos acarician, nos golpean, nos elevan, nos hunden o nos llevan por caminos mil veces recorridos por otros seres, pero que nunca llegan a ser igual, por lo que cada punto de vista nos acerca a la manera en que cada quien se aproxima o sobrelleva estos.
En este libro el tema central es la muerte de un ser querido cercano, aquel que de algún modo forma parte del motor o motivación de otra persona, es decir todas las muertes son dolorosas, pero mientras más cerca de la raíz toca, la cuestión se vuelve realmente de seguir o no seguir.
Max Morden es el viudo que durante este libro nos da un vistazo por su vida, de una manera directa y desprovisto de adornos o vericuetos. Su niñez plasmada en un periodo que lo marco, su entorno familiar, y la manera en que se fue dando la enfermedad de su esposa, así como la relación que lleva con su única hija. Se van entrelazando, teniendo como ambientación principal el mar.
El libro tienta una delgada línea, donde va más allá de contar una historia, hurga en huecos buscando encontrar lo que hay dentro, provisto de párrafos en los cuales si uno se detiene con la suficiente tranquilidad, y los relee podrá encontrar perlas de un belleza notoria. Pero también existen párrafos que denotan tristeza, dolor, exploración.
Realmente un libro pequeño pero lleno de todo un poco.
Párrafos que me hicieron regresarme:
Se marcharon, los dioses, el día de la extraña marea. Las aguas de la bahía, toda la mañana bajo un cielo lechoso, habían crecido y crecido, alcanzando alturas inusitadas, las pequeñas olas inundaban una arena reseca….. Después de ese día yo no volvería a nadar.
¿Cómo es que de niño todo lo nuevo que llamaba mi atención poseía la aureola de lo misterioso, teniendo en cuenta que según todas las autoridades, lo misterioso no es algo nuevo, sino algo ya conocido que regresa en una forma diferente, convertido en fantasma?
En mitad del avance imperial que era nuestra vida juntos, un sonriente bribón había salido de la multitud que nos vitoreaba y, esbozando una parodia de una reverencia, le había entregado a mi trágica reina la orden de arresto.
Que pequeño recipiente de tristeza somos, navegando en este apagado silencio a través de la oscuridad del otoño.
Bebo como alguien que acaba de enviudar, una persona de escaso talento y más escasa ambición, agrisada por los años insegura y errante y que necesita consuelo y el efímero alivio del olvido que provoca el alcohol.
Ese fue el pacto que hicimos, que nos aliviaríamos mutuamente la carga de ser quien todo el mundo nos decía que éramos.

Chica ago-go

 

2 comentarios:

  1. No quedan dudas de lo triste de la historia, seguramente yo me tardaría horas y horas tratando de leer entre las lágrimas :(
    Saluditos Chica ago- go!

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  2. Hola Miriam, la verdad es que a mi se me hizo un poco nudo el estomago, pero vale la pena. Saluditos

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