lunes, 9 de enero de 2017

De amor y oscuridad de Amos Oz

De amor y oscuridad de Amos Oz 09/01/2017

Mi primera lectura de este año es de un escritor nuevo para mí, y aunque pareciese que inicie con el final, al ser uno de los últimos que ha escrito, me parece que no fue tan mala elección, pues es un recorrido por los sucesos que marcarían su destino.
Una suerte de autobiografía donde se dejan de lado el exceso de halagos o giros literarios que pudieran modificar algún hecho o descripción hacia una perspectiva más amable.

La forma de contar es sobria, franca con repeticiones de manías, sucesos o descripciones que son importantes para no perderse en el vericueto de personas, lugares y fechas.

Una familia judia compuesta por la madre, el padre y El Niño, que fundan su hogar en un sotano de dos habitaciones en una Jerusalén emergente post a la guerra.

Amos tiene un padre erudito, racional, lleno de orgullo familiar de venir de una estirpe de intelectuales y con el deseo de ser profesor universitario, su madre es  bella, inteligente, sensible, introvertida, soñadora, proveniente de una familia agrícola de posición acomodada, pero a los dos les toca renunciar a sus viejos sueños, al tener que confrontar un territorio dividido, con una nación que se está gestando, y todos los problemas que esto trae consigo, como escasez, violencia, miedo, pobreza, guerra, muerte.

Amos nos trae un desfile de personajes entrañables, desde sus abuelos, tíos, tías, maestras, vecinos, que se vuelven más sólidos debido a su aura real, personas ordinarias que podemos toparnos en cada lugar, pero al hacerles un acercamiento, siempre habrá algo que contar.

El punto de inflexión del libro es la muerte de su madre cuando ella tenía 39 años por suicidio y él contaba con 12 y medio, durante todo el libro se va siempre comentando este suceso, sin aclarar cómo, cuando y donde, pareciera que el autor merodea una zona devastada, a la cual no sabe si acercarse o mejor dicho hasta donde llegar, por temor a lo que encontrara ahí.

Pero poco a poco, siempre rodeando y sopesando la cuantía de daños, el autor habla sobre su padre, es honesto describiendo como este suceso daño su relación con el, hasta el punto de quitarse el apellido paterno, pero al mismo tiempo se percibe en sus palabras todo el amor que le profesaba, al mismo tiempo la distancia con la que habla de su madre se va acortando hasta mostrar el corazón de un chiquillo que siempre se preguntará qué hizo o que no hizo para impedir, o evitar la decisión de su madre.

Chica ago-go